La niña de las manzanas

La niña de las manzanas
Un grupo de vendedores fue a una convención de ventas. Todos le habían prometido a sus esposas que llegarían a tiempo para cenar el viernes por la noche. Sin embargo, la convención terminó un poco tarde y llegaron retrasados al aeropuerto. Entraron todos con sus boletos y portafolios, corriendo por los pasillos. De repente, y sin quererlo, uno de los vendedores tropezó con una mesa que tenía una canasta de manzanas y las manzanas salieron volando por todas partes.

Sin detenerse, ni mirar para atrás, los vendedores siguieron corriendo y apenas alcanzaron a subirse al avión… todos menos uno. Este se detuvo, respiró hondo, y experimentó un sentimiento de compasión por la dueña del puesto de manzanas. Le dijo a sus amigos que siguieran sin él y le pidió a uno de ellos que al llegar llamara a su esposa y le explicara que iba a llegar en un vuelo más tarde. Luego se regresó al terminal y se encontró con todas las manzanas tiradas por el suelo.

El canasto de carbón


Se cuenta la historia de un anciano que vivía con su nieto en una hermosa granja en las montañas de Kentucky. Cada mañana, el abuelo se levantaba muy temprano y sentándose en la mesa de la cocina, comenzaba a leer su vieja y estropeada Biblia.
Su nieto quería ser igual que su abuelo y por un tiempo trató de imitarlo, sentándose con él a leer la Biblia. Pero un día, el joven preguntó:
- “Abuelo, yo intento leer la Biblia, me gusta, pero yo no la entiendo, y cuando logro entender algo, se me olvida en cuanto cierro el libro. ¿Qué hay de bueno en leer la Biblia?”
El abuelo, calladamente, dejó de echar carbón en la estufa y entregándole el viejo canasto de carbón a su nieto, le dijo:

Las capas del hombre

Una cebolla tiene muchas capas. Un hombre es muy semejante a una cebolla. 
La capa exterior es aquella que se antepone a la capa del yo, que viene a ser la capa de la imagen, de la cual se suele dar mucho culto en nuestros días, siendo estas las capas las más duras y secas de todas.

La vía férrea


La vida del hombre puede ser semejante a la de una máquina ferroviaria, puede moverse libremente, pero siempre debe de ser sobre unos raíles que en nuestro caso representan el cumplimiento de las Leyes de Dios.

El Puerco espín

Durante la era glacial, muchos animales morían por causa del frío. Los puerco-espines, percibiendo la situación, resolvieron juntarse en grupos, así se abrigaban y se protegían mutuamente, más las espinas de cada uno herían a los compañeros más próximos, justamente los que ofrecían más calor. Por eso decidieron alejarse unos de otros y comenzaron de nuevo a morir congelados. Entonces precisaron hacer una elección: o desaparecían de la tierra o  aceptaban las espinas de los compañeros